Zombie
Vuelto de entre los muertos. Necesitaba este descanso, dejar de escribir, dejar de pensar, dejar de creer, dejar de preguntar, dejar de ambicionar...dejarlo todo. Me he sentido mejor? No. Para nada. Dejé de escribir tras pillar la gripe y empezar a delirar tumbado en la cama. Me enteré de la muerte simultanea de dos vecinos mientras estaba tumbado en el sillón de casa, con mi bata azul, y era tal mi delirio que apenas me impresionó la noticia: estaba demasiado ocupado con mantener mi cerebro en su sitio. No nos damos cuenta de nuestra debilidad hasta que unos seres metidos en nuestra sangre impide que nuestros miembros respondan a las ordenes de nuestro cerebro. Recuerdo que mientras meaba empecé a perder la presión y mi visión se empezó a despigmentar, para cuando cerré la bragueta apenas podía ver. Tuve que volver a la cama totalmente ciego, me tumbé y enseguida me tiré al suelo. Tenía nauseas y no quería manchar algo valioso. Es increible porque a pesar de todo, lo único que me preocupaba era no manchar nada. Y yo? Quién es más importante, yo o la alfombra? Arcadas, ya viene. Odio vomitar. Cuando lo hago cierro la boca y el vomito acaba saliendome por la nariz. Es horrible. Luego tengo que dejar la boca abierta para que aire libre de la irritación a mis fosas nasales. En ese caso no fue así: apenas salieron un par de chorros de bilis. Un amargo recuerdo. Un amasijo de huesos y carne temblorosa, agazapado en el suelo, llorando para no tener que levantarse. Ahí estaba yo, mi orgullo, mi arrogancia, mi fuerza, mis sentimientos, mi fragilidad, mis ambiciones... todo yo, aferrado a la esperanza de que todo pasase lo más rapido posible. Pasaron lo días y me puse bien. Lo único que me queda es una molesta tos seca.
El caso es que me reincorporé al trabajo y este me impidió atender a este blog. Ni siquiera ahora tengo tiempo para escribir, pero tengo necesidad de hacerlo. En estos días me he cortado el pelo, he montado (sigo en ello) un nuevo grupo, sigo con las clases, me ocupo de la revista, he conocido un mundo muy alejado al mío... he visto una nueva forma de reafirmarme como individuo. Por ello he pasado en soledad la semana santa. Ya no dependo de nadie para nada. Por primera vez he aceptado una soledad que ha estado conmigo desde el principio. He apagado todos los amplificadores para escuchar el silencio: siempre ha estado ahí, simplemente me he dedicado a ocultarlo para creer que las cosas me ivan bien. A la mierda con el bien y el mal. No quiero la felicidad, pero tampoco quiero la soledad. Me ha costado aceptarla, me ha costado mucho aceptarla, admitir que ahí ha estado siempre. Dale la mano a la nada para sentirte realmente acompañado.
En poco tiempo he llegado a aborrecer a la gente. No es que haya desarrollado algún tipo de agorafobia psicotica, simplemente es que me acabo de aceptar a mí mismo como individuo y no como parte de algún grupo. Siempre quise tener un grupo pero el desencanto me ha enseñado que yo no estoy hecho para eso. Se critica a los músicos de jazz por ese mismo motivo. Que más da? Yo soy músico y hago la música que yo quiero escuchar, como Nietzche escribió lo que pensaba, como el lobo de la estepa caza lo que quiere, sin necesidad de un grupo a quién demostrar lo que sea. Egoísmo, individualidad o como quieran llamarlo, pero al final estoy yo, solo yo, y no le debo nada a nadie, no soy mejor ni peor. Soy yo.
Enfermo o sano, loco o cuerdo, entero o a pedazos, moderado o pasado de rosca...
Yo soy yo para mí.
Hay algo que pueda cambiarlo? Seguramente si. Aún creo en el amor, aunque este no sea el mismo en el que cree la gente. Creer... que raro me suena esa palabra... pero como definir algo para lo que vale la pena seguir con vida... aunque sea irracional?
El caso es que me reincorporé al trabajo y este me impidió atender a este blog. Ni siquiera ahora tengo tiempo para escribir, pero tengo necesidad de hacerlo. En estos días me he cortado el pelo, he montado (sigo en ello) un nuevo grupo, sigo con las clases, me ocupo de la revista, he conocido un mundo muy alejado al mío... he visto una nueva forma de reafirmarme como individuo. Por ello he pasado en soledad la semana santa. Ya no dependo de nadie para nada. Por primera vez he aceptado una soledad que ha estado conmigo desde el principio. He apagado todos los amplificadores para escuchar el silencio: siempre ha estado ahí, simplemente me he dedicado a ocultarlo para creer que las cosas me ivan bien. A la mierda con el bien y el mal. No quiero la felicidad, pero tampoco quiero la soledad. Me ha costado aceptarla, me ha costado mucho aceptarla, admitir que ahí ha estado siempre. Dale la mano a la nada para sentirte realmente acompañado.
En poco tiempo he llegado a aborrecer a la gente. No es que haya desarrollado algún tipo de agorafobia psicotica, simplemente es que me acabo de aceptar a mí mismo como individuo y no como parte de algún grupo. Siempre quise tener un grupo pero el desencanto me ha enseñado que yo no estoy hecho para eso. Se critica a los músicos de jazz por ese mismo motivo. Que más da? Yo soy músico y hago la música que yo quiero escuchar, como Nietzche escribió lo que pensaba, como el lobo de la estepa caza lo que quiere, sin necesidad de un grupo a quién demostrar lo que sea. Egoísmo, individualidad o como quieran llamarlo, pero al final estoy yo, solo yo, y no le debo nada a nadie, no soy mejor ni peor. Soy yo.
Enfermo o sano, loco o cuerdo, entero o a pedazos, moderado o pasado de rosca...
Yo soy yo para mí.
Hay algo que pueda cambiarlo? Seguramente si. Aún creo en el amor, aunque este no sea el mismo en el que cree la gente. Creer... que raro me suena esa palabra... pero como definir algo para lo que vale la pena seguir con vida... aunque sea irracional?
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