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Spleen

Agotando existencias

Cuando el disco duro llega a su tope el sistema queda atrofiado. Entonces sólo soy una figura inerte, jueca, vacía de emociones, gris y opaca... sentada en un banco en medio de la nada, esperando mi turno con una rosa en las manos. La rosa no tiene nombre porque cuando un espiritu ya no distingue el color poco importa cual sea su sentimiento. Sólo quiere salvarse. Gris, solitaria, la figura descansa agotandose cada vez más de la espera. Como llegó allí? Ni siquiera él lo sabe. Simplemente está en ese limbo, olvidado por todos y por él mismo, muriendose poco a poco al no reconocer que hace tiempo ya que murió. Porque sigue ahí? Porque no se mueve? Porque no toma ninguna determinación? Porque no le da nombre a su rosa? Porque ya no depende de él. Su cuerpo sigue respirando, pero su corazón murió congelado. Alguien cree en la reencarnación? Si que existe. Cada vez que esa figura se acuesta cansada en su muerte llega un punto en que renace. Renace en la nada pues la persona que se sumió en la espiral grisacea desaparece y nunca recobrará la forma más que en una que anule al individuo post-atrofiamiento al configurar un parón evolutivo al que en ningún caso podemos llamar vida. Tal vez sería vida en ese banco en medio de la nada, en que la figura imaginaría que está viviendo su vida, que se ha recuperado a sí mismo tal y como era, retrocediendo en su evolución al no asumir responsabilidades y durmiendose al fín en la fantasía de una vida de desesperado sentido. Es que hay que asumir el sentido de la existencia? No. Más bien habría que asumir el sinsentido del sentido. Más sinsentido que ser un figura hueca asentada en medio de la nada? Pero es que acaso hay algo aparte de la nada? Tal vez lo único real sea aquella rosa sin destinatario.

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