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Spleen

EDGE

Llegar al limite y ver tu rostro desencajado en el espejo. No poder reconocerte en siquiera en la mirada de lo cambiado de tu aspecto. Verte como un desecho humano que ha llegado al limite de su existencia. Las uñas largas, con suciedad bajo ellas, los dientes amarillentos, el aliento saliendo vaporoso a cada exhalación... Un nauseabundo olor que proviene de tu própio cuerpo sudado y sucio. La ropas viejas pegadas el cuerpo, rotas, malolientes, llenas de roña... Llegar el límite de la humanidad, converte en aquello que todo el mundo rehuye en estos tiempos de perfección asceptica. Ver tu cara, con la mandibula desencajada, los citados dientes saliendo de entre una masa de pelos oscuros que llevas por barba. Pelos saliendo de cada rincón de tu cara, mirada vacía, tan desencajada como el resto del rostro... del cuerpo... Llegar al limite para dejar de ser humano, llegar al limite para no poder distinguir entre lo que es real y lo que no. Llegar al limite para que te teman, para tener miedo... Llegar al limite con pasos tambaleantes, borracho de conocimiento; borracho del conocimiento de la destrucción, del fín: de lo que que hay más allá del limite. Llegar al limite para estrellarte contigo mísmo con la esperanza de que alguien recoja tus restos; pero sabes que ya no eres humano: en tu afán por llegar al limite has dejado de serlo. Te has convertido en algo inferior, una masa amorfa de mal olor y suciedad: un conjunto nauseabundo que todo el mundo evitará. Llegar al limite para acabar con uno mísmo. Llegar al limite...
Y luego qué?

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