Fast Culture
Ayer fuí a comprar algunos regalos de navidad al Corte Inglés que acaban de restaurar en Francesc Maciá. Se acercan las navidades y estos centros se hacen penosamente necesarios. Cada vez que entro en uno de ellos siento una especie de verguenza, como si algún dios desde lo alto me señalase con un dedo por sacrilego. Cosa que curiosamente nunca me ha pasado entrando en el Fanc... En el futuro las batallas las decidirán las compañías en vez de las naciones: solo necesitan el fanatismo que desata un equipo de futbol. Mal asunto cuando dejen de vender para imponer...pero no es eso acaso lo que hacen ahora?
El caso esque me dejé caer por la sección de libros. Gran error. En barcelona hay pocas librerías que valgan la pena, y seguramente tendrán menos material que esos supermercados literarios. Todo está invadido por los titulos best-seller, biografías de personajes tan grotescos como P.M. Aznar y otros seres cuyas caras en portada me sonaban de la televisión. Luego hay una enorme sección de libros de autoayuda, pedagogía barata (curiosamente todos tienen la solución definitiva para la buena educación) y libros de "como hacerse famoso en 10 días", perder peso, llegar a jefe, ser un tiburón de bolsa...etc.Esa es la literatura de nuestro país. Luego puede que creas que te está dando un ataque epileptico, pero no te confundas: has llegado a la sección de novela romantica, que poco tiene que ver con los autores de principios del XIX, sino con un montón de fantasías roccó de autoras cursis envueltas en todos los matizes de rosa que puedan existir.
Si consigues dar unos pasos más adelante seguramente encontrarás, como hice yo, la destrucción de un antes digno genero llamado fantasía y ciencia ficción. A parte de ver como Bradbury comparte estante con Tolkien podrás ver miles de novelas infumables escritas por friquis sobre sus fantaspias repletas de Kenders, orcos, y stormtrooppers.
Más allá encontré también la sección para subnormales. No me gusta ponerme tan despectivo, pero una cosa es la literatura infantil y la otra tomar por tontos a los infantes.
Claro, luego se extrañan de que no lean. Si en la tele veo a Pamela Anderson y me dan a leer un libro sobre niñas y niños que van a un mundo fantastico lleno de chocolates... creo que prefiero volver al biberón.
De la juvenil mejor no hablar, porque me deprimos. Afortunadamente encontré una sección de libros de bolsillo en la que pude encontrar, para mi satisfacción más profunda, algunos libros de anagrama y tusquets. Pero igualmente, se hechan a faltar algunos libros. La verdad esque me entretuve buscando durante un buen rato algún clasiquillo. Necesitaba comprarme un libro de Pio Baroja y no había forma de encontrarlo.
Busqué a alguna dependienta para preguntar si lo tenían por ahí. Gran error. Ahí estuve como un cuarto de hora hasta que la dependienta me confirmó que no lo tenían (y eso que sólo tenía que hacer una consulta en el ordenador). Moraleja: nunca hagas tu consulta a alguien que lleve una blusa del color de la sección epileptica.
Decepcionado me dirijí hacía la sección de papelería y me topé de bruces con el milagro: Entre los diccionarios, los libros de idiomas, enseñanza y textos legales se encontraba la sección (mejor dicho, media sección) de clasicos. Me puse a buscar y... no encontré el libro que había ido a buscar, Habría sido muy evidente. En su lugar encontré otro, del mismo autor. Pero no me lo podían haber dicho?
Recordé al salir aquellas librerías en las que lo tenían todo ordenado con fichas de cartón...y que el dependiente venía a buscar contigo el libro, y te hacía cualquier comentario sobre él.
Proximamente: BoiKot al Happy y Books
El caso esque me dejé caer por la sección de libros. Gran error. En barcelona hay pocas librerías que valgan la pena, y seguramente tendrán menos material que esos supermercados literarios. Todo está invadido por los titulos best-seller, biografías de personajes tan grotescos como P.M. Aznar y otros seres cuyas caras en portada me sonaban de la televisión. Luego hay una enorme sección de libros de autoayuda, pedagogía barata (curiosamente todos tienen la solución definitiva para la buena educación) y libros de "como hacerse famoso en 10 días", perder peso, llegar a jefe, ser un tiburón de bolsa...etc.Esa es la literatura de nuestro país. Luego puede que creas que te está dando un ataque epileptico, pero no te confundas: has llegado a la sección de novela romantica, que poco tiene que ver con los autores de principios del XIX, sino con un montón de fantasías roccó de autoras cursis envueltas en todos los matizes de rosa que puedan existir.
Si consigues dar unos pasos más adelante seguramente encontrarás, como hice yo, la destrucción de un antes digno genero llamado fantasía y ciencia ficción. A parte de ver como Bradbury comparte estante con Tolkien podrás ver miles de novelas infumables escritas por friquis sobre sus fantaspias repletas de Kenders, orcos, y stormtrooppers.
Más allá encontré también la sección para subnormales. No me gusta ponerme tan despectivo, pero una cosa es la literatura infantil y la otra tomar por tontos a los infantes.
Claro, luego se extrañan de que no lean. Si en la tele veo a Pamela Anderson y me dan a leer un libro sobre niñas y niños que van a un mundo fantastico lleno de chocolates... creo que prefiero volver al biberón.
De la juvenil mejor no hablar, porque me deprimos. Afortunadamente encontré una sección de libros de bolsillo en la que pude encontrar, para mi satisfacción más profunda, algunos libros de anagrama y tusquets. Pero igualmente, se hechan a faltar algunos libros. La verdad esque me entretuve buscando durante un buen rato algún clasiquillo. Necesitaba comprarme un libro de Pio Baroja y no había forma de encontrarlo.
Busqué a alguna dependienta para preguntar si lo tenían por ahí. Gran error. Ahí estuve como un cuarto de hora hasta que la dependienta me confirmó que no lo tenían (y eso que sólo tenía que hacer una consulta en el ordenador). Moraleja: nunca hagas tu consulta a alguien que lleve una blusa del color de la sección epileptica.
Decepcionado me dirijí hacía la sección de papelería y me topé de bruces con el milagro: Entre los diccionarios, los libros de idiomas, enseñanza y textos legales se encontraba la sección (mejor dicho, media sección) de clasicos. Me puse a buscar y... no encontré el libro que había ido a buscar, Habría sido muy evidente. En su lugar encontré otro, del mismo autor. Pero no me lo podían haber dicho?
Recordé al salir aquellas librerías en las que lo tenían todo ordenado con fichas de cartón...y que el dependiente venía a buscar contigo el libro, y te hacía cualquier comentario sobre él.
Proximamente: BoiKot al Happy y Books
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