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Spleen

Not really a Barfly (El Bar 3)

Not really a Barfly (El Bar 3) Acabo con este artículo la pequeña trilogía sobre los bares. Tal vez la continue, para rememorar algun gran acontecimiento en elgún bar, pero de momento, se acaba aquí.
Sé que existe una gran afición a apalancarse en la barra del bar y vivir junto al camarero y el resto de clientes...totalmente abandonado a la bebida, el futbol, la politica casera, la maquina tragaperras o simplemente la degustación de tapas de chorizo.
Porque esas son muchas de las caracteristicas del bar prototipico español: el olor a embutidos, las cañas, la musiquita de las maquinas tragaperras, el partido de futbol en el televisor y a cuatro clientes sentados en la barra que interumpen sus gargantuescas carcajadas en cuanto cruzas el umbral de la puerta.
Cohibido. Esa sería la palabra perfecta para describir la sensación que tienes al intentar alcanzar el sitio libre de turno. En toda mi vida he sido capaz de estar en una barra charlando. Recuerdo en Ministry of Rock, una caseta que hacía de bar, en la que estuve como tres cuartos de hora delante de una jarra de cerveza, con la mirada perdida entre el escote de la camarera, una proyección de beavis and butt-head y unas pardillas que ivan de goticas e intentaban bailar una musica que se veía a la legua que no sabían ni porqué decían que les gustaba (sonaba Iron Maiden en el momento que hice esa observación). Luego fui a otro bar (bueno..discoteca, pero tenía barra) y hablé con la única camarera con la que he cruzado palabras amables (era mi ex...lol). Aún así, acabé tumbado en un sofá viendo Requiem por un sueño y preguntandome si realmente estoy hecho para según que cosas.
Que conclusión podría sacar? A parte de que nunca seré como el Jack Nicholson de el Resplandor hablando con Lloyd, creo que cuando más partido le saco a un bar es cuando voy con alguien y consigo mantener alguna conversación (incluso el de la universidad cobra entonces una (imposible) identidad propia), pero cuando voy solo... es más complicado, porque no acabo de sentirme a gusto en ninguno. Falta de quimica con la gente, o anti-sociabilidad (que es en lo que se fundamente precisamente un bar) debe ser lo que me impide verlo como debiera, pero a pesar de eso, creo que le doy una dimensión que le añade algún encanto perdido...

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