Dr. Pous
Ayer ví al hombre que me sacó de las entrañas de mi madre. Es un doctor de la clinica Quirón de Barcelona.
Es curioso poderle estrechar la mano a la persona que te facilitó la existencia.Sín él...quién sabe.. quizás no estaría aquí, escribiendo estas lineas. Ese hombre alto, ligeramente encorbado, con el pelo pugnando entre su color grisaceo y las canas, su mirada perdida, que movía la lengua de un lado para otro mientras se movía de forma dispersa y a la vez decidida...
Toda una contradicción con patas. Es el tipo de personas que parece encojida en su mundo, que parece que cualquier cosa que le vayas a decir no le salpique ni un poco.
Supongo que había un toque excentrico en el fondo que le hacía a la vez gris y luminoso. Podría resumir mi impresión al verle como cuando conocí la obra de Picasso: todo anguloso y exagerado, pero no sabría decir si me gusta o me disgusta, porque aunque me moleste a primera vista...hay que reconocer que ahí dentro hay mucho más.
Unos minutos nostalgicos en todo caso. Hasta ahí se acaba la anecdota: me estrechó la mano como se la podría haber estrechado a cualquier otro.
Tampoco yo me emocioné tanto.
Es curioso poderle estrechar la mano a la persona que te facilitó la existencia.Sín él...quién sabe.. quizás no estaría aquí, escribiendo estas lineas. Ese hombre alto, ligeramente encorbado, con el pelo pugnando entre su color grisaceo y las canas, su mirada perdida, que movía la lengua de un lado para otro mientras se movía de forma dispersa y a la vez decidida...
Toda una contradicción con patas. Es el tipo de personas que parece encojida en su mundo, que parece que cualquier cosa que le vayas a decir no le salpique ni un poco.
Supongo que había un toque excentrico en el fondo que le hacía a la vez gris y luminoso. Podría resumir mi impresión al verle como cuando conocí la obra de Picasso: todo anguloso y exagerado, pero no sabría decir si me gusta o me disgusta, porque aunque me moleste a primera vista...hay que reconocer que ahí dentro hay mucho más.
Unos minutos nostalgicos en todo caso. Hasta ahí se acaba la anecdota: me estrechó la mano como se la podría haber estrechado a cualquier otro.
Tampoco yo me emocioné tanto.
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