Y yo tengo la llave que libera a los monstruos.
Esperando, esperando.Siempre esperando.
Tengo la sensación de estar en una parada de bus, dejando pasar los autobuses porque ninguno de ellos acaba de convencerme. Pero llegará algún día el bus que necesito?
El limbo es una gigantesca estación sin trenes.
Un infierno de indiferencia.
Recuerdo los rostros grises de la opera. Se mueven como fantasmas. No son nadie para nostros, pero ellos están ahí. Los angeles son sombras que vagan por un mundo dolorido.
Sontisas congeladas. La banda sigue tocando aún cuando el barco sigue hundiendose.
Miras al cielo y no ves ni una nube. Vuelves a mirar y ya ha cobrado un tono plomizo. El cielo pesa, el cielo se cae sobre nostros. Somo estatuas de carne cubiertas de barro, luchando por sobrevivir.
Y nuestras alas ya no se iluminan. Dejaron de iluminarse hace tiempo, por eso dejamos de verlas.
Ojos de llamas rojas y verdes. Musculos desatados. El carro se ha quedado sin dueño.
Hechan el vuelo al són de un piano que toca sin pianista. No existen los pianistas, les han cortado las manos. Y mos sacamos los ojos porque no soportabamos verlo.
Masas de carne, alzamos nuestros muñones clamando un sentido. Nuestras cuencas lloran sangre. Nos rompieron los dientes para que comiesemos sus pollas.
Nos arrastramos de un lado a otro. Crecen nuestras barrigas.
Pero el sol no tarda en irse y el barro se reseca atrapando nuestros cuerpos. Esculturas de carne cubiertas de lodo.
Y nuestras tripas explotan, y de ellas salen niños de alquitrán. Corren por la estepa matandose los unos a los otros. Lo oímos, porque nuestros arrancados ahora les sirven de alimento y de armas. Se los lanan los unos a los otros si no se los han comido ya.
Y arrancaron nuestras alas para hacernos comer sus pollas.
1 comentario
Marta -
Pero mejor espera, tarde o temprano llegara alguno que en lugar de número llevara tu nombre.
Besos!