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Spleen

Una noche en el casino

Una noche en el casino Ayer entré por primera vez en mi vida en un casino. No sé porqué no había entrado hasta ahora. Supongo que siempre me causó cierto respeto el entrar: demasiada gente mayor, demasiados trajes de noche, demasiados jovenes vestidos de botones, demasiadas cartas, demasiadas fichas, demasiadas fortunas dilapadas. Me invitó a entrar un amigo (la entrada cuesta unos 15 euros, pero pudimos entrar gratis). Mi compañero cambió 20 euros en fichas, y yo hice lo própio con mis 20 euros, sin estar demasiado convencido. Se trataba de4 jugar al black jack. Estuvimos esperando mucho rato. Paseé, mientras esperabamos, la mirada por el local: era exactamente como me lo imaginaba, todo viejos y orientales, y entre ellos reconocí al antiguo dueño del restaurante chino que hay al lado de mi casa... que cosas... Nos acercamos a un hueco, mi amigo apostó 5 euros. Se equivocó de juego, estabamos en una mesa de poker, no tenía nada en la mano y perdió 5 euros de la forma más tonta del mundo. Al fín, un hueco en la mesa de black jack, mi amigo corrió a ocupar el puesto y yo permanecí tras él. Empezó a ganar, y a medida que empezó a ganar yo comencé a apostar timidamente 5 euros en sus partidas, y poco a poco fuimos incrementando nuestras ganancias tras pasar por un critico momento de números negativos sobre el capital inicial. Pasaró una hora y media, y quedamos en retirnos en cuanto perdiesemos: no0s habíamos guardado en el bolsillo nuestro capital natural e ibamos quedandonos con nuestros nuevos ingresos poco a poco, a medida que estos iban cayendo en nuestras manos. A la hora de cambiar tuvimos nuestras diferencias sobre el valor extra de cada uno, ya que el mio resultaba claramente superior que el de mi colega, debido a mi buen criterio catalán a la hora de apostar, pero no consideré que tuviesemos que pasar a mayores por un estupido dinero ganado por arte de magia: para mí era demasiado artificial. Luego cambiamos el dinero: 70 euros netos habíamos ganado (descontando los 40 iniciales) y ahí la realidad se tornó de otro color: sin hacer nada nos habíamos hecho con lo que podría haber sido la jornada laboral de un profesiona. No habíamos hecho nada más que observar como el azar soplaba sus vientos y acomodarnos a estos, sin angustias, sin nervios... sin preocupaciones. Me resultó raro pensar que había gente que se arruinaba allí, que se lo dejaba todo. Lo comenté y me respondieron que por algo la casa siempre gana: no exitirían los casinos si a todos nos pasase igual: hoy habíamos tenido suerte. Claro, lógico... pero no había sido tan dificil. Soy Bukowski y espero a que ganen mis caballos. Sólo se trata de verlos correr y saber apostar, que problema hay en ello? Exacto, que problema hay? Damasiadas caras grises, como siempre, demasiadas lucesitas, demasiadas cartas, demasiados viejos, demasiados orientales...
Y en medio de todo y de todos, yo, tras los apostantes, viendo como se funden los euros, ceñido por la garra del dinero facil. Caeré en la tentación? Seguramente. Siempre me han atraído los lugares tan oscuros y decadentes como ese. A la larga la casa siempre gana. Eso es la vida. Hagas lo que hagas siempre postarás por lo facil, te dejarás ceñir por su garra y al final la casa ganará. Eso siempre pasará, igual que siempre continuarán brillando y sonando las tragaperras, al son de las campanas milenarias de las nuevas catedrales que hace siglos ya se erigieron. La casa ha ganado. Fin de trayecto. Luego... nada...

1 comentario

Pepitosetocoelpito -

Ei, perdona, 5 euros en el poker? en que casino? : Contéstame, porfavor.

Tienes un blog pesimista y triste, eso no es malo, quiero dejarlo claro, espero que tus ideas y pensamientos sean fructíferos. Me gustan mucho alguno de tus escritos.

Dime, tío, cuanto son 2 + 2? tengo un problemilla para enviar esto.. xD