Mont Blanc
Hace diez años mi padrino me regaló por mi cumpleaños una Mont-Blanc. Yo no sabía lo que era, pero nada más abrir el paquete y encontrarme con el sobrio y elegante estuche negro de la pluma no pude sentir sino respeto. No recuerdo detalles de ese día, pero la sensación permanece en mi cuerpo como si me hubiese ocurrido ayer. Existía tal sobrecogedora magia en torno a aque elegante instrumento que acabó reposando en el fondo de mi cajón durante diez años. Por las noches me levantaba y abría con sumo cuidado y reverencia el estuche negro para observar la pluma a la luz tenue de la bombilla de mi mesita de noche. No fue hasta varias veces despues que me di cuenta de la inscripción que se hallaba en la plumilla: 14 kilates. Eso no hizo sino aumentar el respeto hacía ese instrumento, demasiado importante como para ser manejado por mis indignas manos. Existía además una prohibición de empleo por parte demis padres, que la consideraban demasiado regalo para tan poco niño. Y así quedé...fascinado por su belleza, su forma, sus colores...
Hasta hace unas pocas semanas, que decidí sacarla de su envoltorio y rellenarla de tinta de la casa, había permanecido religiosamente guardada en su estuche, pero no olvidada. Carissima por eso, la jodida tinta...
En fin, la cuestion es que me puse a escribir como un poseso, cosas sin sentido, subitamente embriagado por el acontencimiento: estaba escribiendo con mi própia Mont Blanc... una pluma de leyenda... Es mi vicio fetichista particular.
Supongo que debe ser complicado comprender esto, pero se debe ver desde el punto de vista de un niño: es como un cuento que ha tardado en volverse realidad. Todos los niños sueñan con conducir, pues yo soñaba con escribir.
Hasta hace unas pocas semanas, que decidí sacarla de su envoltorio y rellenarla de tinta de la casa, había permanecido religiosamente guardada en su estuche, pero no olvidada. Carissima por eso, la jodida tinta...
En fin, la cuestion es que me puse a escribir como un poseso, cosas sin sentido, subitamente embriagado por el acontencimiento: estaba escribiendo con mi própia Mont Blanc... una pluma de leyenda... Es mi vicio fetichista particular.
Supongo que debe ser complicado comprender esto, pero se debe ver desde el punto de vista de un niño: es como un cuento que ha tardado en volverse realidad. Todos los niños sueñan con conducir, pues yo soñaba con escribir.
2 comentarios
muca -
Madelaine -