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Spleen

Por un polvo... (parte 1)

La beso apasionadamente cuando lo que intento es tener el menos contacto con ella posible. Convirtiendo los susurros en gemidos y las caricias en toscos y espasmodicos gestos.Exagerando cada gesto, sentido, sentimiento...todo. Casi como crear un alucinogeno, porque cuando tejes muchas mentiras...acabas por creertelas. Y eso me pasa con esa chica. En realidad lo unico que provoca en mi es una erección. Nada más. Mirarla es sentarme en una duna del desierto de mis sentimientos. Todos han huido porque no quieren saber nada. Y nada es lo que hay.
No hay nada en mis besos, en mis caricias, en nuestras lenguas enroscadas en un viscoso abrazo. Me repugna su saliva, su olor. Tengo ganas de salir a vomitar al pasillo, pero la necesidad es demasiado fuerte. Ella es un maniquí que se agita. Un maniquí sucio y gritón. Me molesta el sonido que sale de su boca. Porque tiene que armás tanto follón cuando se exita? No la soporto. Me gustaría darle una bofetada para que callase. Mis nervios se alteran.
Me cuesta sacarle la camisa del borde del pantalón. Me aprieta demasiado contra ella. Mucho teatro para tan poca historia... No es el rojo del carmín, con el que me empasta la cara, el de la pasión. No hay cabida para la pasión en esta habitación.
Un botón. Otro cotón. Otro botón. Este cuesta un poco más. Ya está. Otro botón. Me duele la polla. Porque no deja de contorsionarse y me deja desnudarla? Esque incluso me va a quitar ese placer? Visto que no puedo desabrocharle todos los botones de la camisa cambio de estrategia: el sujetador. Esa es otra. Porque lleva sujetador negro con esa camisa tan blanca? Porque se la compra transparente si no quiere enseñar? Porque tiene que vestirse con tan mal gusto? Siento como si me estuviese acostando con una puta, y sólo es una niña que juega a ser mujer.
Ahora tengo que forcejear un poco con el broche. No es que me cueste realmente abrirlo, pero tengo que darle alguna satisfacción. Por raro que parezca, sonrie cuando simulo que me cuesta abrirlo.
Ella retira uno dos sus brazos de anaconda de mi cuello y lo lleva hacía detrás (supongo que para ayudarme). Esto no lo tenía previsto, pero así me brinda la oportunidad de desabrocharle los botones que faltan. Uno. Dos. Tres. Ya.
Le abro la camisa mientras ella me mira con complicidad, supongo que para que reconozca su gran habilidad por desabrocharse el sujetador con una mano. Antes de que pueda utilizar la camisa para impedirlo, me acerca con el brazo que me sigue atrapando y me planta un beso que lucho (siempre disimuladamente) por evitar. Plaf, y otra vez se enroscan nuestras lenguas. Cuando sus piernas se enroscan a las mias, que són el único punto estable de la estructura decido que ya me he cansado de esta posición. La pongo de espaldas a mí y cara a la pared, donde apoya uno de sus brazos. Luego pasa a arrastras su mano por mi nuca, forzando, obstinanada, a mantener el beso, aún peligrando el bienestar de su cuello (me ahorro otro simil con la anaconda). Con varias reformas de estructura consigo sacarle la camisa y el sujetador negro, para volver a la de trabajo elegida.

1 comentario

Marga -

La verdad es k me he kedado alucinada. Soy mujer, y la forma de pensar de un hombre se me escapa de las manos. Siempre me han dicho k la forma de pensar entre un hombre y una mujer es muy distinta , k piensan de diferente forma y la verdad tras leer lo expuesto creo k tiene mucha razón. Yo como mujer nunca podría besar o star con alguien k no ksiese. La verdad es k no entiendo la situación, sino kieres sus besos, sus caricias, su sexo... pork stás con ella?