El duro despertar...2
Pongamoinos en la situación del capitulo anterior. Se encuentra uno lavandose los dientes con el primer cepillo de dientes que ha encontrado y rememorando la noche anterior...al lento ritmo de unos cansados recuerdos (o un cansado cerebro...que es lo mismo).
Dan ganas de lavarse, principalmente por la sensación de peluquín que proporciona en ese momento el grasiento cuero cabelludo. Habrá que ver cuanto dura.
Lo siguiente es encontrar el resto de pertenencias. Los pantalones suelen estar equipados con todo lo necesario (preocupate tan solo si no notas el peso de: el movil en el bolsillo derecho, las llaves en el izquierdo y la cartera con, o sin, la pasta en el de detras, el derecho dependiendo del modelo de pantalón...). La camiseta suele estar localizable. Es lo primero que salta, pero paece como si tuviesemos una especie de instinto para saber donde ha ido a parar. Curiosamente, es lo último en ponerse. Aunque sea lo primero que tengas a mano en cuanto tye despiertes, siempre es lo ultimo que te pondrás. Si tuviese unos abdominales impresionantes lo encontraría normal, pero no le veo el gusto a lucir barriga durante tanto tiempo.
Antes de recojer las monedas (los centimos) que se hubiesen podido caer de los pantalones (siempre nos acompañará esa odiosa sensación de que se nos ha caido algo de metralla de los bolsillos?) suelen aparecer los gallumbos. Al pie de la cama, en el suelo. Siempre.
Lo normal esque den lastima. Su colorido natural deja sitio a los relieves señalizados por los diferentes jugos que se mezclaron la noche anterior. En momentos de aburrimiento extremo incluso se podría dar nombre a cada uno.
Esto nos lleva al gran dilema. Ser o no ser? Irse con o sin gallumbos?
Shakespeare a esa hora (las 15:30, por lo normal), con violentos rayos de sol colandose entre las persianas, suele fomentar el dolor de cabeza, agudizando elk sentido de culpabilidad y subrayando la eterna duda sobre las ventajas de dejarse llevar.
Es una suerte que se puedan olvidar facilmente estos despertares.
Continuará
Dan ganas de lavarse, principalmente por la sensación de peluquín que proporciona en ese momento el grasiento cuero cabelludo. Habrá que ver cuanto dura.
Lo siguiente es encontrar el resto de pertenencias. Los pantalones suelen estar equipados con todo lo necesario (preocupate tan solo si no notas el peso de: el movil en el bolsillo derecho, las llaves en el izquierdo y la cartera con, o sin, la pasta en el de detras, el derecho dependiendo del modelo de pantalón...). La camiseta suele estar localizable. Es lo primero que salta, pero paece como si tuviesemos una especie de instinto para saber donde ha ido a parar. Curiosamente, es lo último en ponerse. Aunque sea lo primero que tengas a mano en cuanto tye despiertes, siempre es lo ultimo que te pondrás. Si tuviese unos abdominales impresionantes lo encontraría normal, pero no le veo el gusto a lucir barriga durante tanto tiempo.
Antes de recojer las monedas (los centimos) que se hubiesen podido caer de los pantalones (siempre nos acompañará esa odiosa sensación de que se nos ha caido algo de metralla de los bolsillos?) suelen aparecer los gallumbos. Al pie de la cama, en el suelo. Siempre.
Lo normal esque den lastima. Su colorido natural deja sitio a los relieves señalizados por los diferentes jugos que se mezclaron la noche anterior. En momentos de aburrimiento extremo incluso se podría dar nombre a cada uno.
Esto nos lleva al gran dilema. Ser o no ser? Irse con o sin gallumbos?
Shakespeare a esa hora (las 15:30, por lo normal), con violentos rayos de sol colandose entre las persianas, suele fomentar el dolor de cabeza, agudizando elk sentido de culpabilidad y subrayando la eterna duda sobre las ventajas de dejarse llevar.
Es una suerte que se puedan olvidar facilmente estos despertares.
Continuará
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