El increíble talento de Victoria Frances (ironía)
Me encanta sentirme incomodo. Siento como si la própia incomodidad me llenase, me realizase... Como cuando suena una pieza de jazz y parece que todas las notas están encajadas más por la voluntad del músico que por su naturaleza, y sentido, musical en sí. Ver un cuadro asímetrico y realizarse en la incomodidad que ello provoca. De eso estoy hablando: situaciones que huyen del convencionalismo, tanto en la comodidad como en la tranquilidad de la consciencia. Són los fantásmas que conseguimos generar en nuestro interior y que provocan esa intranquilidad los que nos configuran como individuos. Al explorar los lados menos agraciados de nuestra vida nos conseguimos mantener en guardia, siempre activos, curiosos, vivos... preparados para romper toda barrera que se construya, llegando a estados de decadencia total... pero siendo uno mísmo al fín y al cabo.
Continúo el artículo varios meses despues. Creo que debería matizar un poco esta idea. La incomodidad atrae, igual que una vida llena desbordante de problemas es mil veces más rica que la aburrida perfección. La belleza de la música clásica reside en esas imperceptiblers varíaciones de tempo, las que transportan el verdadero sentimiento de su interprete. El jazz, tan complicado, tan dificil de hacer agradable y digerirlo... pero esa indigestión intelectual, ese desafío a nuestras tripas... ahí reside su belleza. Algo que nuestros instintos rehuyen, pero que con un pequeño esfuerzo podemos asimilarlo intelectualmente en su sentido o, incluso, su sinsentido. Este punto de vista está bastante desprestigiado actualmente, cuando las avanzadillas del arte no són más que meras comparsas comerciales que disimulan su falta de talento en la más pura insensatez, vacía de contenido, vacía de alma. El dada no tenía sentido, pero tenía alma, había un creador detrás que imprimiía fuerza e inspiraba vida en ese caos. Pero ya no vivimos en esos tiempos donde las inquietudes hacían que la mediocridad fuese tan sólo el desvarío de un surrealista. No. Ya no existe trasfondo en el arte, ni vida, ni fuerza, ni energía. Sólo comodidad y mierda. El viejo borracho es un gran escritor desconocído por un público que siglos antes le hubiese recibido como a jesucristo. Que le ha pasado a la vida? Se ha vaciado. Sólo grandes escritores y ni una sola obra que valga la pena. Sólo músicos sin canciones... Sólo nada. Aburrimiento. Qué vivo se siente uno ante la incomodidad.
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