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Spleen

La inocencia se pierde en la escuela

Recuerdo años atrás, cuando la moto era la aspiración, el tabaco lo prohibido, y el pelo en pecho una marca en el camino a muchos kilometros de distancia aún. Pregunté a la profesora de lengua castellana sobre el daltonismo. Sobre si se podía dar el caso de que la mayoría viesemos un color erroneo. Recuerdo que la conversación duró unos buenos veinte minutos, y que la profesora se estaba empezando a irritar sobre mi reticencia a aceptar que la realidad se basaba simplemente en una convención. Yo le hablaba de algo más allá de lo que damos por sentado y ella me enseñaba a seguir las directrices convencionales. Era pequeño, pero no era tonto, y me estaba sintiendo tratado como tal. Fue mi primer encuentro con el nominalismo, y el fin de mi relación con el profesorado.
Los que eran guardianes del conocimiento y avatares de la verdad se convirtieron en mezquinos humanos. En vez de luchar por lo correcto se resignaban a lo popular. Creo que ahí tucve mi primer contacto con la esencia de la politica.
Aún así, ese descontento fue latente. Creo que en mi ingenuidad me esforcé por engañarme. Necesitaba pebnsar que había un orden, que no era cualquiera elk que nos estaba formando, sino gente por encima de los demás. La figura del profesor tenía que ser casi sagrada para que todo aquello que me estaban enseñando tuviese algún sentido.
Unos tres años más tarde, ya había empezado a leer más, y estaba descubriendo gustos cada vez más concretos, y que necesitaban de mucha más ambición para saciarlos. Llamemosla espiritu critico. Lo que me convirtió en alguien bastante amargado (cosa que ahora padezco potenciado al cubo). El caso esque estaba en clase de literatura (francesa), y teníamos que hacer una redacción. Más que anda, el ejercicio se trataba de continuar el principio de un relato (creo recordar que era de Marguerite Yuocemar, pero no lo recuerdo del todo.. aunque ahora que pienso, cada vez estoy menos seguro de que fuese ella...no, era un hombre, y de origen ruso...bref... llamemosle autor X). Creo que me lo curré bastante (por entonces aún dedicaba un cierto esfuerzo a los examenes) creando una situación que consideraba compleja y que habría cuadrado con cualquier escritor de los que estaba leyendo en esos momentos (por lo general una nueva ola de autores españoles y franceses). Y venga... suspenso rotundo.
No me jodió mucho haber suspendido. Me daba bastante igual, ya estaba acostumbrado a suspender. Tal vez quedé un poco decepcionado porque realmente creía que lo que había escrito era algo bueno. Lo que me jodió basicamente fue la buena nota (casi sobresaliente...o como coño se diga en el sistema español) que se dió a una redacción, que incluso se leyó en voz alta. Fue horrible. Habían dado una buenissima norta a una redacción naïf, anacronica, sin espiritu, sin ritmo...porque eso era lo que buscaba la profesora. Buscaba algo sencillo, e infantil. Yo para mis adentros pensé...de que se trata? El protagonista es joven, no tiene porque ser un completo gilipollas sacado de cualquier libro juvenil.
Tal vez sea la razón por la que nunca me ha gustado Herman Hesse, ni cualquier escritor demasiado reconocido.
El caso esque esta tontería fue suficiente como para perder la fe en la figura del profesor.
Donde estaba el premio al riesgo? No podía entender que se defendiese tanto lo convencional. Parece que fuese una simple rabieta, pero creo que más bien es un pequeño detalle que resume una serie de situaciones que me llevaron a destruir los dogmas institucionales en los que ingenuamente había basado el orden de mi realidad.
Dicen que no empiezas a vivir hasta que no sales de la escuela. Creo que eso es valido si tienes 30 años y recuerdas tu infancia, pero actualmente las cosas cambian....y mucho.
Más tarde aprendí a ser hipocrita, a luchar con sus armas, a seguir sus codigos. Por eso mejoraron las notas, porque me dediqué a hacer lo que me pedían, con el justillo punto de provocación (lo misma provocación que un cura cumbayá: nula). Los codigos d la ralidad social ya stán mu7y prsnts n la escuela, simplemente hay que verlos. Luego la ubniversidad simplemnte es una alargo. Los codigos son los mismos. Y por lo que veo, n la vida profsional (o vida oficial) es xactamnte lo mismo. Demasiado funcionariado (demasiados orgullosos de sus notas o d sus trampas).
Es una lástima tener tan pronto contacto con el mundo, romper de forma tan mezquina con la ingenuidad y con la inocencia. Ha visto cosas geniales de compañeros, cosas que han sido chafadas, y se ha premidado lo mediocre. Si algo bueno he hecho siempre se me ha puntuado a la baja (nunca fui el popular...es lo que tiene) y recibía notas exhorbitantes por mierdas de trabajos, simplemente porque seguía sus decadentes, estupidas, inutiles e improductivas normas.
Hay que joderse.
Sin embargo también puedo decir que algúna vez me he encontrado con algún profesor extraordinario, como persona integra, con valores y opiniones solidas a la vez que amplias de miras a las que realmente pondría yo titulo de profesores. Solían ser impopulares, humanos, con sus malos humores y arranques, pero también gente que creía en la educación, en la justicia y en el arte. Me he llevado broncas de ellos, tal vez fuesen los que más broncas me echasen, pero no eran esteriles.
Creo que son los unicos con los que he trabado algún tipo de amistad, más allá de las verjas de la escuela.
Hay que joderse, porque el resto de profesores se dedican a desautorizar a estos, y siempre tengo una imagen de apología demonizadora hacía ellos.
Es el reino de los mediocres...que se podría esperar...
Desde aquí un saludo.

1 comentario

Marta -

Pelo en el pecho, que gran meta! Siempre la tendre!