Trevor quiere soñar...

Entonces no se puede parar, aunque no se avance realmente. Se aleja uno de lo que quiere y conoce para encerrarse en sí mismo...y llegando a lugares más lejanos de los que podría imaginar... Pero no puede descansar, no puede pararse a pensar, a reflexionar...a disfrutar. Se ha perdido en un torbellino del que es dificil escapar, siempre al limite, siempre caotico...
En esos momentos sólo se sueña con descansar...con desembocar en una etapa más calmada e insulsa en la que poder relajarse, cultivarse, informarse, reponerse...
A veces esas etapas de descanso duran mucho. Meses e incluso años... tal vez para toda la vida. Otras veces esta dura apenas unos días o unas semanas...y deben servir para aguantar todo lo que el cuerpo y la mente aguanten. Es más dificil de lo que parece llegar a esos limites de decadencia, porque cuando ya no queda carne, sólo estás tú cara a cara con tu reflejo. No hay nadie más que tú y tu pellejo, frente a frente. Un lobo sin piel ni dientes. Una oveja negra albina. Es duro mirarse a la cara. Es duro porque ya sólo quedan los errores por mirar de lo bajo que se cae.
Hay que aprovechar y analizar todos esos errores para conocerse a sí mismo. Sólo somos libres cuando tocamos fondo, y en el fondo (valgase la redundancía) somos sinceros con nosotros mismos cada vez que nuestra seguridad emocional desfallece.
Un mundo oscuro, humedo, repleto de pesadillas, caótico e ilógico...
Esos momentos de la vida en que los paseos se convierten en angostos viajes hacía mísmo, cuando todos los caminos que recorremos llevan a la ciudad de nuestro espíritu...
Se echa entonces de menos el soñar. El poder pararse a dormir sin problemas, vacíando las complejidades que atormentan nuestra consciencia..dejando que seán los demás los que guien nuestra realidad para simplemente acomodarnos en ella... y poder sentarse al aire libre a contemplar una puesta de sol... o un amanecer... tanto da. El caso es poder suspirar de tranquilidad...
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garabombo -